jueves, 30 de mayo de 2024

Nunca sos grande para enamorarte

María Clara había quedado viuda muy jovencita con dos pequeños hijos y le dedico los primeros años de esa etapa plenamente al trabajo para sostener económicamente su casa y criar a sus pequeños; hasta que un día se cruzó en su camino Pedro Benítez, compañero de trabajo en la empresa donde ambos cumplían sus funciones de técnicos en electrónica. 
Si bien desde el comienzo notaron que entre ambos había una cierta química y se ayudaban mutuamente en distintas actividades con el tiempo fue surgiendo una atracción que finalmente terminó vinculándose al amor. 
Él también había quedado viudo muy joven, pero sin hijos.
Esta vez la vida a pesar de que ya tenían más de 50 años le estaba dando una nueva oportunidad de amar y ser amados. 
El rosal



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